Es absolutamente consustancial con el ser humano el concepto seguridad: ya lo era en la prehistoria cuando nuestros ancestros huían del peligro de animales más poderosos físicamente. Quien huía, supervivía, de ahí la importancia de dicho concepto.
En la actualidad y dados los avances en la sociedad actual, encomendamos nuestra tranquilidad entre otras fórmulas, a los empresarios de la seguridad, bien en su versión física (servicios de un agente de seguridad) como en una versión más avanzada tecnológicamente con los sistemas de seguridad domésticos, cada día más en boga, con ánimo de defendernos así frente a los amigos de lo ajeno.
Estimamos que en no más de un año o año y medio, toda empresa de seguridad de personas y sus propiedades debe gozar de un sistema apropiado y que esté a la altura de las necesidades en materia de ciberseguridad, para no pecar de obsolescencia y sufrir un daño directo de una competencia actualizada a los tiempos y a sus circunstancias.
De hecho, la Ley de seguridad privada vigente y las previsiones que hacen entrever los borradores del Reglamento de seguridad privada -pendiente demasiados años por los cambios de gobierno-, nos adelantan la posibilidad de desarrollo reglamentario de la seguridad informática. De hecho los borradores muestran ya la figura de la ‘’empresa de seguridad informática’’, dentro del registro de empresas de seguridad privada.
Además, toda empresa de seguridad privada se dedica principalmente a la protección de activos, bienes, infraestructuras y hoy en día los clientes que quieran protección también demandan la de los elementos informáticos, puesto que buena parte de sus elementos sensibles se encuentran basados y organizados en soporte informático.
No conviene olvidar tampoco que la vigilancia mediante personal está dando pasos decididos progresivamente hacia la seguridad electrónica (detección, gestión y reacción remota a eventos). Digamos que ahora el servicio de seguridad física demanda que se añada a la vigilancia y reacción a los riesgos de seguridad en el ciberespacio.
No lo duden las empresas del sector: en breve espacio de tiempo se antojara necesario ofrecer la ciberseguridad que ha de cristalizar en una nueva oferta al cliente, de tal manera que quien lo haga con inmediatez, sin perjudicar por supuesto a la calidad en el servicio, se convertirá probablemente en la referencia nacional en el sector seguridad, llevándose con ello una buena tajada de la competencia.
La seguridad física sin ciberseguridad se encontrará coja, y es cuestión de tiempo -cada vez menos- de que la segunda se convierta en el complemento ideal de la primera. Son las leyes naturales de mercado, en este sector, además apoyados por los aires que parece soplarán legalmente en breve, si finalmente nuestros políticos se ponen por una vez de acuerdo para el bien de todos.