El ciberseguro se ha convertido en el complemento ideal a una labor técnica y jurídica de garantías en materia de riesgos económicos causados como consecuencia de ataques de ciberpiratas o motivados por negligencia en el control interno de cada empresa.

Hasta la fecha, las aseguradoras y las entidades bancarias, intentando adaptarse a una realidad más que evidente, como es el crecimiento del crimen cibernético, han diseñado contratos de seguros standard, en base a un cuestionario de preguntas muy elementales y que concluyen en la protección de los teóricos riesgos que pueden tener lugar en la realidad.

Sin embargo, es complejo que podamos valorar los riesgos y en consecuencia los daños, si no conocemos técnica, jurídica y estratégicamente, qué grado de vulnerabilidad real existe en una empresa. Valórese el hecho de que quienes contestan a ese cuestionario, pueden adolecer de falta de conocimientos suficiente, sobre todo técnicos, que realmente le permitan conocer el verdadero alcance de las posibles brechas en ciberseguridad que pueda sufrir una empresa.

La única forma de efectuar un exhaustivo control es poniendo en danza a varios equipos de estrategia cibernética que concluyan en un plan director en el que expresamente se permita señalar al cliente hasta dónde se puede llegar defendiendo los intereses del mismo

En ocasiones, y hablamos desde la experiencia, hemos remitido cuestionarios a clientes en un primer preanálisis para tener acceso a una primera visión y, las respuestas recibidas no coinciden con la realidad una vez nuestros técnicos y juristas, así como los responsables de Vigylia en políticas y procesos, han valorado el verdadero estado que en materia de ciberseguridad se ha de predicar de una empresa en cuestión.

La conclusión es clara: la única forma de efectuar un exhaustivo control que nos permita beneficiarnos de un ciberseguro adaptado a nuestras reales circunstancias, es poniendo en danza a varios equipos de estrategia cibernética, que concluyan en un plan director en el que expresamente se permita señalar al cliente hasta dónde se puede llegar defendiendo los intereses del mismo a niveles técnico y jurídico, y dejando para lo que estos nos puedan resolver, el colchón económico que se derivará del seguro.

ciberseguro, seguridad digital

Así todos los actores ganan: el cliente, en la medida que va a ver significativamente reducida su prima para cubrir únicamente los daños no resolubles por los expertos y, la aseguradora que únicamente se va a ver obligada a responder en casos muy residuales, lo que le beneficiará finalmente en su cuenta de resultados.

Es complejo que podamos valorar los riesgos y en consecuencia los daños, si no conocemos técnica, jurídica y estratégicamente, qué grado de vulnerabilidad real existe en una empresa

Nace de esta manera una nueva concepción del ciberseguro, mucho más sólida, más beneficiosa y sobre todo más lógica.

Vamos a renunciar a estos valores continuando en el uso de cuestionarios fríos y despersonalizados para soluciones estandars que no ayuden?.  No debería ser ésta la vía a seguir, sino por el contrario alinear la plena adaptación del seguro a las necesidades reales, dando con un producto absolutamente personalizado a las circunstancias de cada empresa.

Como hemos expuesto antes: todos salimos ganando.