La desfiguración de páginas web sigue constituyendo una actividad habitual de los ciberdelincuentes. Las desfiguraciones son el ataque más visual que puede padecer un sitio web y en consecuencia una empresa, y están directamente relacionados con la imagen de esta en el mercado.

 

Si nos permitimos juzgar la calidad de un profesional en función de la calidad de su página web, con mayor motivo podremos concluir en que si un empresario no se preocupa de poner los medios apropiados para que su tarjeta de presentación, su web, no sufra desconfiguraciones por parte de ciberdelicuentes, difícilmente va a prestar la atención precisa a nuestros intereses como clientes: si no cuidas tu propia marca, cómo vas a proteger la mía?.

 

Las desconfiguraciones de web se han originado históricamente por un motivo ideológico o han sido utilizadas como medio para demostrar públicamente las capacidades del hacker no ético. Sin embargo, son menores las webs que son usadas únicamente como tarjeta de presentación, y cada vez más suelen interactuar con el navegante o usuario, en forma de compra-ventas on line, de reservas de servicios o de acceso a información sensible.

 

Pensemos en el sector salud: ya son accesibles las informaciones más sensibles y delicadas como los datos médicos vía clave facilitada por el hospital. Lo están implantando las distintas comunidades autónomas que tienen cedidas las competencias en salud. ¿Qué supondría desconfigurar la web y acceder a información sensible de un tercero? ¿Cómo se valoraría el daño de imagen ocasionado a un hospital si se modifican las reservas de camas de un mes? ¿O el orden de operaciones de quirófano?. Podría sencillamente suponer el fin de la institución.

 

Hay otro sector enormemente sensible a un ataque a la web que la desconfigure: es el sector de la venta on line. El core de negocio de estas empresas está situado únicamente en la web, de tal manera que si ésta se desconfigura, se decapita la única fuente de ingresos de la compañía, lo que supone su directa desaparición en el mercado.

 

Y no digamos ya la empresas que coticen en bolsa, pues la imagen de la web es la imagen de la empresa: un comentario manipulado con una desfiguración informando de una suspensión de pagos no real o que se ha cancelado un contrato principal con un cliente clave, pueden suponer siendo esta información falsa, el fin del prestigio de una compañía, la retirada del apoyo del inversor y el descenso drástico en una cotización, que tal vez no pueda recuperarse nunca.

 

No olvidemos que el que desfigura un sitio seguramente va a hacer lo posible por abrir una puerta trasera para facilitar un nuevo acceso en un futuro. Los hackers más dañinos también intentarán infectar ordenadores de usuario final visitando el sitio, puesto que en ocasiones no hay filtros de acceso de la web al servidor central.

 

En conclusión: ojo con las desfiguraciones de webs porque son la imagen de una empresa. Atacar a la web de una empresa, a su tarjeta de presentación, puede ser definitivo para según qué sectores…